8 DE DICIEMBRE FESTIVIDAD DE NUESTRA PATRONA LA PURISIMA

Año tras año, generación tras generación, la misma alabanza y gloria ha sido tributada a la Excelsa y Canónica Patrona el 8 de diciembre. Cambia la vida, cambian las cosas, cambiamos nosotros, pero solo lo esencial e inalterable permanece tras el paso de las décadas, los siglos y las generaciones. Con las voces unidas a los júbilos de las campanas elevadas al amanecer, cargadas como siempre de nostalgias y expectación, fue mostrada, a las seis de la mañana, la faz de nuestra Doncella, iniciando la misa de Descubrir oficiada por el nuevo vicario parroquial Rvdo. D. Vicente Femenía. Después y como las cuentas del rosario, fueron sucediéndose las celebraciones litúrgicas con el Rosario de la Aurora por las calles del Barrio Histórico y las diferentes eucaristías, que volvieron a reunir a las plantas de tan bella imagen, que en este año celebrada el 375 aniversario de su elección unánime como patrona por la villa, a centenares de devotos, verdaderos eslabones de transmisión de fe mariana y de las seculares devociones religiosas.
Engarzadas las plegarias a los Misterios de Dios y de la vida de esta tierra que venera a la Santísima Virgen con filial apasionamiento, fue celebrada la Solemne Misa de Pontifical por el Excmo. y Rvdmo. Sr. D. Arturo Ros, obispo auxiliar de la diócesis valentina, acompañado por el clero local y comunidad franciscana. Fue el prelado el encargado de pronunciar un bello panegírico. El oficio eucarístico proclamó el intenso gozo del amor a Ella, mientras la Orquesta Sinfónica “Caixa Ontinyent” y el Nou Orfeó, desgranaron diferentes piezas sacras entre ellas la Misa de Perosi. A todas y cada una de las celebraciones incruentas de la cruz, oficiadas en el ara del presbiterio de Santa María, acudió el pueblo para en bellas plegarias marianas y evangélicas saludó a María al igual que lo hiciese el Ángel, ratificando su filial amor.
En la tarde y mientras los bailes procesionales partían de la plaza de la Vila, fue descendida la bella imagen de plata de la Purísima acompañada de las voces del “Cor del Col·legi Santa Maria”. El coro interpretó el motete de Onofre Penalba escrito en el siglo XVII, siendo digno de resaltar que desde hace muchísimos años no era interpretado por voces de Ontinyent.
El apacible tiempo vivido hizo aumentar la presencia de las gentes en las calles para admirar el paso de la Purísima en una manifestación cuajada del sonar jubiloso de los bronces y de las plegarias. La procesión fue de nuevo presidida por Monseñor Arturo Ros. Entronizada la imagen en su Camarín del altar mayor fue disparado un hermoso castillo de fuegos artificiales como al mediodía lo fue una extraordinaria tronada. Muchas fueron las sensaciones, recuerdos y emociones de esta sublime jornada desbordada por la alegría y el gozo.