Confirmación
La confirmación, nos hace su mejor don, el Espíritu Santo, como hizo el día de Pentecostés con la primera comunidad.
El Sacramento de la Confirmación nos une más íntimamente a la Iglesia y nos enriquece con una fortaleza especial del Espíritu Santo. De esta forma, nos comprometemos mucho más, como auténticos testigos de Cristo, a extender y defender la fe con nuestras palabras y nuestras obras. (cf. CIC 1285)
El rito esencial de la confirmación es la unción con el Santo Crisma en la frente del bautizado, con la imposición de la mano del ministro y las palabras: "Recibe por esta señal el don del Espíritu Santo". (cf. CIC 1320)
Todo bautizado aun no confirmado puede y debe recibir este Sacramento, se aconseja recibirlo después de haber participado de los sacramentos de la Penitencia y la Eucaristía. Habitualmente se recibe después de dos años de preparación, pero es posible que adultos reciban este sacramento con una preparación especial. En cualquier caso, es importante acercarse a la parroquia para consultar sobre los procesos de preparación y los medios para recibir este sacramento según sea el caso.
En la parroquia se administra después de dos cursos de preparación, en el tiempo de Pascua, normalmente el primer sábado de mayo.