Celebraciones de Navidad
La Navidad es una fiesta muy importante para los cristianos, porque en ella recordamos y hacemos presente el nacimiento de Jesús, nuestro Señor y Salvador. En la Noche Buena y durante todos los días de estas fiestas nos llenamos de una gran alegría: Dios se ha hecho carne, ha aceptado envolverse en la fragilidad e impotencia de un recién nacido. Evidentemente, es un acontecimiento que no puede dejarnos indiferentes. Es preciso que le prestemos nuestra vida para que en las circunstancias históricas actuales se manifieste como el Salvador; el Mesías y el Señor del mundo. En todas las celebraciones hemos sido convocados, como los pastores, para ir a adorar a aquel que se encarna en los signos de la liturgia; en la comunidad eclesial reunida para celebrar la memoria del nacimiento de Cristo, a Él, que es la misericordia y ternura del Dios invisible, hemos dirigido nuestra oración y nuestra alabanza. Terminamos adorando al Niño Jesús, por las medidas de seguridad no besamos la imagen del Niño, sino que al pasar por delante de Él hicimos una reverencia en señal de adoración.
En la fiesta de la Sagrada Familia como comunidad parroquial nos reunimos para celebrar la eucaristía y oramos por nuestras familias y por todas las familias del mundo, para que sean imágenes vivas de la Sagrada Familia de Nazaret, testigos vivos de la fe en Jesucristo y sean conscientes de su importante tarea de educar en la fe de la Iglesia a todos los miembros de la familia.
Solemnidad de la Epifanía del Señor
En esta fiesta celebramos la manifestación de Jesús. Es la fiesta de la luz que nos ilumina y de regalos porque hemos recibido el don más precioso: Jesucristo mismo. Como los magos, nosotros también ofrecemos al Señor nuestros presentes, especialmente nuestro corazón dispuesto a recibirle. Jesús también se nos manifiesta a cada uno de nosotros. La luz de Cristo debe seguir brillando y nosotros debemos hacer brillar su luz con nuestra vida, para que otros puedan acercarse a ella. Vayamos a reflejar la luz de Cristo entre los que nos rodean. En la Eucaristía tuvimos muy presente en la oración a nuestro párroco D. Melchor, en el día de su onomástica, para que el Señor lo bendiga, lo colme de sus dones y lo acompañe en su ministerio. Le entregamos un obsequio en nombre de toda la comunidad.