Oración Comunitaria Convento Carmelitas

El pasado viernes 10 de noviembre a las 20:15 tuvo lugar una de las oraciones comunitarias en el Convento de las Madres Carmelitas. ¡Qué importante es rezar! Como bien decía un santo: "el que reza se salva, el que no reza se condena"


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El gran medio de la oración | Lo olvidamos a menudo: ¡es absolutamente necesario rezar para salvarse!



Necesidad de la oración


Nada más claro que el lenguaje de las Sagradas Escrituras cuando nos hablan de la necesidad de la oración para salvarnos: "Es menester orar siempre y no desmayar… Vigilad y orad para no caer en la tentación… Pedid y se os dará…" Está  Bien claro que las palabras: "Es menester… orad…pedid…" significan y entrañan un precepto y grave necesidad. El docto Leonardo Lessio escribió al respecto: "No se puede negar la necesidad de la oración para salvarse… pues es doctrina evidentísima de las Sagradas Escrituras que la oración es el único medio para conseguir las ayudas necesarias para la salvación eterna".


La razón de esto es clarísima: "Sin Mí nada podéis hacer", dice Jesucristo. Con ello nos dio a entender nuestro Salvador que sin su gracia no podemos realizar el bien. Y lo mismo testifican otros pasajes de la Escritura. Recordemos algunos: "Dios obra todas las cosas en nosotros…" "Yo haré que caminéis por la senda de mis mandamientos y guardéis mis leyes y obréis según ellas". De aquí concluye San León Papa que nosotros no podemos hacer más obras buenas que aquellas que Dios nos ayuda a hacer con su gracia.


Así lo declaró solemnemente el Concilio de Trento: "Si alguno dijere que el hombre, sin la previniente inspiración del Espíritu Santo y sin su ayuda puede creer, esperar, amar y arrepentirse debidamente para que se le conceda la gracia de la justificación, sea anatema".


El hombre por sí mismo es completamente incapaz de alcanzar la salvación eterna, porque dispuso el Señor que cuanto tiene y pueda tener, todo lo tenga con la ayuda de su gracia. Y esta ayuda de la gracia, según su providencia ordinaria, no la concede sino a aquél que reza.


Es verdad que las primeras gracias, como la vocación a la fe y la penitencia, las tenemos sin ninguna cooperación nuestra, según San Agustín, el cual afirma que las da el Señor aun a los que no rezan. Pero el mismo Doctor sostiene que las otras gracias, sobre todo el don de la perseverancia, no se conceden sino a los que rezan.


De aquí que los teólogos, como San Basilio, San Juan Crisóstomo, Clemente Alejandrino y también San Agustín, sostienen comúnmente que la oración es necesaria a todos, como precepto y como medio. Lo cual quiere decir que, según la providencia de Dios, ningún cristiano puede salvarse sin encomendarse a Dios, pidiéndole las gracias necesarias para su salvación. Y lo mismo sostiene Santo Tomás con estas graves palabras: "Después del bautismo le es necesaria al hombre continua oración, pues si es verdad que por el Bautismo se borran todos los pecados, no lo es menos que queda la inclinación desordenada al pecado en las entrañas del alma y por fuera el mundo y el demonio nos persiguen a todas horas".


Y sigue diciendo el Doctor Angélico: "Nosotros, para salvarnos tenemos necesidad  de luchar y vencer, según aquello de San Pablo, El que juega en los juegos públicos, no es coronado si no combatiese según la reglas. Sin la gracia de Dios, no podemos combatir y resistir a los muchos enemigos… Y como esta gracia sólo la da a los que rezan, por tanto, sin oración no hay victoria, no hay salvación".


Y a los que dicen que no es necesario orar, ni pedir a Dios por nuestras necesidades, puesto que Él las conoce mejor aún que nosotros, Santo Tomás contesta que: "No es preciso orar para que Dios conozca nuestra necesidades, pero sí para que nosotros lleguemos a convencernos de la urgencia que tenemos de acudir a Dios para alcanzar los medios convenientes a nuestra salvación, y por ese camino reconocerle a Él como Autor único de todos nuestros bienes".


"Pedid y se os dará… Buscad y hallaréis".


A propósito, San Juan Crisóstomo nos hace esta comparación : "A la manera que la lluvia es necesaria a las plantas para desarrollarse y no morir, así nos es necesaria la oración para lograr la vida eterna". Y en otro lugar nos dice: "Así como el cuerpo no puede vivir sin el alma, de la misma manera el alma sin oración está muerta y corrompida".


Los Santos insisten en la necesidad de la oración



  • San Juan Crisóstomo: "A la oración deberíamos considerarla como el culmen y el término de todos nuestros bienes… Ella es la que produce en nosotros una vida santa… Es una verdad a todos manifiesta, que sin la oración no se puede vivir virtuosamente".

  • San Hilario: "Habiendo puesto Cristo Nuestro Señor leyes difíciles de cumplir, luego dio este consejo: “Pedid y recibiréis”, para indicarnos la manera de poderlas cumplir… La consecuencia de todas la gracias divinas depende únicamente de la oración".

  • San Pedro de Alcántara: "Sin la gracia de la oración es imposible mortificar la carne; y aún mucho más, mortificar el espíritu".

  • San Francisco de Sales: "No hay cosa que purifique más el entendimiento de ignorancias y de voluntad de afectos depravados que la oración…"

  • San Felipe Neri: "La oración mental y el pecado no pueden estar juntos. Un hombre sin oración es como un animal, que no tiene razón".

  • San Antonio María Claret: "La oración es el más rico y más necesario de todos los dones de Dios".

  • San Agustín: "Si quieres vivir cristianamente con facilidad, haz mucha oración y lo conseguirás".

  • Santa Teresa de Jesús: "La oración es el camino real para el cielo, y camino seguro… Me parece que es perder el camino dejar la oración".

  • Santa Teresita del Niño Jesús: "La oración y el sacrificio son mis armas invencibles; constituyen todas mis fuerzas, y sé por experiencia que conmueven los corazones mucho más que las palabras"

  • Y también Lucía Dos Santos (La vidente de Fátima), en carta a su sobrino el P. José: "Lo que le recomiendo, por encima de todo, es que le llegue al Sagrario y rece. En la oración fervorosa recibe la luz, la fuerza y la gracia que necesita… Nunca considere malgastado el tiempo que pasa en oración".


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